Brezhnev y Sinatra

Una de las consecuencias del fin de la II Guerra Mundial fue el establecimiento de dos superpotencias que controlarían durante el resto del siglo los devenires políticos del mundo y que, debido a sus distintos signos, se verían enfrentadas durante un largo periodo por la llamada Guerra Fría. La URSS se convirtió definitivamente en la dominadora de la Europa oriental y en líder ideológico y político de los países comunistas.

Este liderazgo de la URSS llegó a su máxima expresión con la llegada a la presidencia del país de Leonid Brezhnev y con la instauración de un principio que posteriormente llevaría su nombre: la Doctrina Brezhnev. Esta establecía que la URSS se convertía en líder del comunismo y que tendría derecho a intervenir en los asuntos internos de cualquiera de sus aliados del bloque socialista, con el consiguiente resultado de que ninguno de ellos podría abandonar el Pacto de Varsovia y dejar de lado el comunismo. Es por ello que también se la conoció como "Doctrina de Soberanía Limitada de los Estados del Pacto de Varsovia".

"Cuando hay fuerzas que son hostiles al socialismo y tratan de cambiar el desarrollo de algún país socialista hacia el capitalismo, se convierten no sólo en un problema del país concerniente, sino un problema común que concierne a todos los países comunistas."
Doctrina Brezhnev

Años más tarde, con la economía soviética hundida y la llegada al poder de Gorbachov, este inició sus famosas medidas de liberalización, apertura y reconstrucción políticas (conocidas como "Glasnost" y "Perestroika"), y en política exterior, sustituyó la citada Doctrina Brezhnev por una política mucho menos dominante y más liberal que ahora sí permitía a los países comunistas tomar sus propias decisiones y abrirse al mercado con libertad. Esta medida propició paulatinamente el abandono del comunismo de los países del bloque soviético, un proceso que acabó desembocando en 1989 en la caída del Muro de Berlín. La doctrina establecida por el gobierno de Gorbachov acabó tomando el nombre de Doctrina Sinatra por la famosa canción de Frank Sinatra "My Way", que significa "A mi manera", una expresión muy adecuada para la nueva era que se les abría a aquellos países.

La vida, el tiempo...

Decía Séneca en su ensayo "Sobre la Brevedad de la Vida" que la duración de nuestra vida, el tiempo total del que disponemos, no es corto ni escaso, sino que en realidad es justo y suficiente y el problema es que somos nosotros mismos los que lo desperdiciamos. Según el filósofo cordobés, no empleamos bien ese tiempo en aquello que realmente nos realiza y nos completa, sino que en su mayoría lo malgastamos en cosas superficiales, en preocupaciones vanas y en prestar demasiada atención al exterior olvidándonos de nuestro desarrollo interior.

Muchas veces me acuerdo de esta reflexión, o más bien debería decir que intento acordarme de ella todo lo que puedo: cuando estoy preocupado por alguna cosa que realmente es una chorrada, cuando me aturullo por tener muchas cosas pendientes, cuando veo que los fines de semana se pasan volando, o cuando me doy cuenta de que estoy más pendiente de hacer una cosa que de disfrutar mientras la hago.

El otro día Javi me envió por mail el poema/texto "Instantes". Nunca lo había leído. Me gustó mucho y me emocionó. Y además me hizo acordarme de la reflexión de Séneca, ya que, aunque con otro punto de vista, vendría a decir lo mismo que el antiguo filósofo:

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer mas errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso esta hecha la vida,
solo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría mas liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría mas vueltas en calesita,
contemplaría mas amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.


Muchas veces el texto se atribuye erróneamente a Borges, pero parece que el verdadero autor del mismo fue Don Herold con el título: "If I had My Life to Live over".

Brezhnev

"Un filósofo griego" – "Sócrates" – "No, otro" – "Aristóteles" – "Sí, ese".

Otra tarjeta: "Un emperador romano" – "Calígula" – "No, el de ¿Bruto, porqué me matas?" – "Julio Cesar" – "Sí, bien".

Otra tarjeta: "ufffffff, y este quien es... ummmmm... se llama como el que dirigía 300" – "Zack Snyder" – "No hombre, el que peleaba, el rey de los espartanos" – "Ah coño... Leónidas!!" – "Si, pero..."


¡¡¡¡TOLON TOLON TOLON TOLON!!!!

Se acabó el tiempo y nada. Y luego otra ronda y nada. Ninguno lo supimos. Ciertamente fue la tarjeta más difícil de todo el taco, muy complicado de explicar y de acertar. Luego leímos el nombre y ya nos sonaba algo, pero tampoco estaba muy claro. Leonid Brezhnev. Y eso que ahora he visto que es un hombre muy recordado por la Historia por su importancia política. Pero no hubo forma.

Leonid Ilich Brezhnev ya nació como había que nacer en Rusia: siendo hijo de un obrero de la metalurgia, con lo que parecía que ya estaba predestinado a representar a su pueblo. Rápidamente se introdujo en la política, alistándose primero en las juventudes y posteriormente en el propio Partido Comunista, con Stalin a la cabeza. Con la llegada de la II Guerra Mundial y la invasión del territorio ruso por parte de los germanos, fue llamado a filas, donde desempeñó las funciones de Comisario Político – En los ejércitos comunistas todas las formaciones disponían de dos figuras de mando: una propiamente militar y otra política (comisario político) – Durante la guerra trabó gran amistad con Jrushchov, lo cual posteriormente le facilitaría un buen recorrido en su carrera política.

Acabada la guerra, y en parte gracias a esta amistad, Brezhnev fue prosperando dentro del partido y haciéndose cada vez con más poder. A la muerte de Stalin en 1953, Jrushchov le sucede como Secretario General del Partido Comunista y en 1960 su amigo Brezhnev se convierte en nada menos que Presidente del Soviet Supremo, es decir, Jefe de Estado de de la URSS. A todo esto, las decisiones de Jrushchov al frente del partido no estaban siendo muy acertadas y había muchos altos cargos descontentos. Finalmente, cuatro años más tarde, una conspiración aparta a Jrushchov como Secretario General del PCUS, lo cual es aprovechado por Brezhnev para situarse al frente del partido (dejando la jefatura de estado). Brezhnev permanecería en este puesto de líder del Partido Comunista desde 1964 hasta su muerte en 1982, combinándolo los 5 últimos años como Jefe de Estado de la URSS nuevamente.

Por lo tanto Brezhnev fue Secretario General del Partido Comunista durante aproximadamente 18 años (el segundo periodo más largo en la historia del partido) y Presidente de la URSS durante aproximadamente 9 años, teniendo en cuenta sus dos mandatos. A estos datos numéricos hay que añadir que fue el mandatario que decidió intervenir en Afganistán y que situó a Mijail Gorbachov en los altos cargos del país. Unas cifras, unos cargos y unas actuaciones demasiado importantes como para no conocerlo. Menos mal que tenemos los juegos de mesa para abrirnos los ojos.

Casualidad, sincronicidad o destino

1. Me acaban de contar que una pareja de amigos rompe y al cabo de escasamente media hora veo en la televisión las estadísticas, los datos y los costes de los divorcios en España, y el proceso a seguir. Me sirve para pensar lo mal que están a punto de pasarlo dos personas que quiero. 2. Un amigo me cuenta que está cansado de su trabajo y, más tarde ese mismo día, me vuelve a llamar y me cuenta que acaba de recibir una llamada de un antiguo jefe (me jura que sin él buscarlo sino más bien como por arte de magia) ofreciéndole otro empleo, e incluso al día siguiente recibe otra oferta de un compañero con la que conseguiría cambiar de estilo de trabajo. Me sirve para pensar sobre si ha sido suerte, si han sido las ganas de mi amigo, o si ha sido el destino. Y más, y más, y más...

Ya hemos comentado aquí más de una vez el tema de las casualidades. Habrá quien crea que son sencillamente eso: coincidencias, fortuna, una simple concurrencia dentro del caos. Habrá unos que las achaquen a una causa concreta física y explicable. Pero para otros la explicación sería que tienen algo que ver con el destino o que buscan satisfacer cierto objetivo divino o supremo. O en cambio, ¿podría ser que ni siquiera existen, y que somos los propios humanos los que nos encargamos de atar cabos artificiales para unir los hechos y crear la coincidencia?

Personalmente hay veces que esas coincidencias de hechos me superan. No tanto porque esa casualidad me afecte a mi vida habitual, sino más bien por el cómo, el dónde y el cuándo se producen. Y como digo, a veces me desborda, y es entonces cuando incluso pienso que esas casualidades, desde la más llamativa hasta la más nimia y pequeña, encierran parte del sentido de la vida. Porque luego pienso que es como si la propia vida, no ya la nuestra sino la existencia total, sea quien sea su jefe (Dios, el demonio, el que lanzó el Big-Bang, el creador de Matrix, ¡quien sea!, o nadie...) quiere decidir por nosotros qué rumbo debemos tomar, y para ello nos manda señales. Y entonces me siento pequeño y minúsculo. Microscópico. Y me entra un escalofrío por el cuerpo. Sí, de esos que entran cuando reflexionas sobre la muerte y sobre que después de esta vida quizá no haya nada.

A veces me gusta tener estos pensamientos, creo que es bueno y saludable. Porque me alejan un poco del día a día, porque me evaden un poco de la materialidad y de los constantes estímulos externos. Pero otras veces no. Otras veces digo que no quiero y digo que prefiero mantener los pies en el suelo. Y la mayor parte de las veces lo consigo refugiándome en la lectura -"Céntrate en leer, tú sólo céntrate en leer"-. Y hablando de leer, que es de lo que, entre otras cosas, supuestamente va este blog, creo que de una vez por todas debería leerme el libro que me recomendó Filos: "Sincronicidad" de Peat David. Hace ya mucho que lo tengo pendiente. Últimamente dejo muchas cosas pendientes. Eso también me da qué pensar, pero esa ya es otra historia…