Pesimistas por naturaleza

Acabo de experimentar dos decepciones literarias consecutivas. La primera con "Orm el Rojo" la novela histórica de Frans G. Bengtsson ambientada en la época y el mundo vikingo. Tengo que decir que empezó bien, o igual es que la cogí con ganas. Pero página a página, y sobre todo debido a la forma en que estaba escrito, fui perdiendo el interés. El problema es que se narraban las cosas con demasiada ligereza y sin hacer suficiente hincapié en determinados pasajes importantes. Conclusión: abandono 1. La segunda decepción ha venido de la mano de "Alta Sociedad", un cómic que venía bien recomendado pero que finalmente no he podido digerir. Su protagonista es un cerdo hormiguero, que actúa como un humano, y que llega a las más altas instancias de poder en un imaginario país. A partir de ahí supuestamente se sucederían una serie de tramas e intrigas políticas, pero no lo sé seguro porque no pude continuar. Demasiado extraño. No me pilló preparado para un cerdo hormiguero parlante y conspirador así que: abandono 2.

Y bueno, esto me ha dado para pensar que últimamente dejo bastantes libros a medias. No sé si es que tengo menos paciencia o es que elijo peor. O igual es simplemente una sensación puntual influida por estos dos últimos abandonos. A veces pienso que estas cosas se deben más a impresiones subjetivas y erróneas que, si nos ponemos a analizarlas, realmente no cuadran con los datos o números reales. Como cuando nos empeñamos en ver únicamente las partes malas de nuestro trabajo u oficio, o cuando sólo nos fijamos en los defectos de nuestra pareja o nuestros familiares o amigos. ¿No os pasa a vosotros? No sé, a veces parece que en general vemos más fácilmente las desventajas que las ventajas. Una especie de eterno inconformismo del ser humano que muchas veces se empeña en intentar ser infeliz.


A este respecto recuerdo un artículo de Xataka Ciencia que decía que los humanos “psicológicamente somos más propensos a percibir las pérdidas que las ganancias”. Como curiosidad ponía el ejemplo de los atascos de tráfico (y yo añadiría las colas en las cajas de los supermercados) en los que estemos en el carril que estemos, siempre tenemos la sensación de que estamos en el más lento. Para rebatirlo el artículo cita una prueba que se hizo en Canadá que demostró que cambiar constantemente de carril conllevaba un ahorro de tiempo mínimo. No creo que la prueba fuera suficientemente científica para extraer una conclusión definitiva pero sí parece que indica por dónde van los tiros, y es que desde luego lo que no es normal es pensar que siempre nos toca el carril lento, la caja de supermercado que menos avanza, que tenemos el peor trabajo del mundo o que todo lo malo nos pasa a nosotros. ¡Un poquito de positivismo por favor! (o al menos unas pequeñas dosis de realismo).

2 comentarios:

  1. Una pena que no te haya gustado "Alta Sociedad". Todavía lo tengo pendiente pero todo lo que he leído y me han dicho sobre él es bueno.
    Voy a ponerme con él y ya te diré si mejora según avanza! La verdad es que tenía que haberlo hecho antes...
    Gran blog Rik! Sigue así!

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  2. Mil gracias por el comentario Vicu!! Tu fidelidad al blog es impagable tío!

    Ya me contarás qué tal con Alta Sociedad. Igual es que a mí no me pilló en buen momento...

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